viernes, 1 de junio de 2012

Relato La Playa II (continuación).




Pasados unos días mi mujer Ana, tras un revolcón que nos dimos en casa a la hora de la siesta, me comentó como el que consulta si quieres "agua o vino" si no me importaría que se pusiese en contacto con Fernándo (el improvisado amante de la playa), pues en aquella ocasión había quedado muy satisfecha y quería comprobar si era debido a la excitación del momento o por el "saber hacer" de Fernándo.



En ese momento aquellas palabras me sonaron a insatisfacción por parte de ella en nuestro reciente polvo y le dije:



Cariño, ¿tan mal te has quedado que ya quieres utilizar el " comodin de la llamada? " (intentando quitar un poco de "hierro" a la situación).


No seas tonto, no es eso, pero desde el día de playa que le conocimos, sueño casi todos los días en repetir el encuentro con Fernándo, pero sólo lo haré si tú me das tu aprobación. "

Yo me quedé un momento dubitativo pensando en las consecuencias que podía acarrear una respuesta u otra, pero por segundos me vino a la mente la imagen vivida hace unos días de mi querida mujercita siendo penetrada por esas tremendas trancas y sólo el recuerdo de la situación me produjo una intensa erección. 

Ella me miró, y al ver que mi pene estaba totalmente tieso me dijo:



" ¡Vaya, parece que tu polla te delata! Me parece que eso es un "visto bueno". Hizo . un movimiento y me señaló el capullo con su dedo índice con una sonrisa en la cara. " Me parece que en realidad estás deseando que otra polla me vuelva a reventar el coño." Y quedó a la espectativa esperando mi respuesta a tan osada afirmación.



Yo no podía negar la evidencia, pero como no estaba muy seguro de cómo podia derivar la situación le dije:



" Vale, estoy de acuerdo con lo de Fernándo, pero con una condición: Quiero estar presente mientras estés con él. Al fin y al cabo es un hombre al que sólo conocemos de aquel encuentro en la playa, y aunque parece buen tío, nunca se sabe... "


Ana se quedó pensativa un momento reflexionando mi propuesta y me contestó: 

" De acuerdo, pero una vez que la situación esté controlada y veamos que es segura me reservo la opción de pedirte que nos dejes solos hasta nuevo aviso. "

Yo asentí con la cabeza y ella me dió un cálido beso en la boca y nos abrazamos, pusimos la televisión y ella apoyó su cabeza sobre mi pecho mientras con sus dedos jugaba suavemente en mi hinchado glande. Era un movimiento suave, arriba, abajo, en círculos, casi una tortura. 

Mi mujer cogió el mando del reproductor de vídeo, y puso una peli , (suelo tener una carpeta con películas porno de variadas temáticas ), y de pronto en la pantalla salió una imagen de una pareja follando mientras otro tío miraba la escena amordazado y atado. La escena de la película representaba a la mujer que se follaba al amante frente al marido, él inmovilizado presenciando cómo el otro tío bombeaba el coño de su mujer con un grueso miembro mientras ella aullaba en oleadas de placer fijando la mirada en los ojos y la tiesa polla de su esposo.

Viendo la escena mi mujer dijo: " Esta peli me está dando ideas..." y al mismo tiempo empezó a pajearme con más intensidad.

Yo estaba en el cielo por la escena y el pajote que me estaba regalando mi querida esposa, pero debido a mi reciente eyaculación me costaba correrme otra vez.

Mientras, mi mujer veía en la película como el tío que follaba a la mujer se corría soltando chorros de semen en el interior del coño. Ana aceleró el movimiento mientras masajeaba mi glande con la lengua y observaba que en la película el amante se levantaba a desatar al marido y cogiéndolo del cogote le amorró al abierto coño de la mujer que chorreaba semen de su corrida y le decía "come cabrón déjaselo bien limpio que luego voy a follarla otra vez".

Mi mujer excitada por la escena acentuó la mamada al tiempo que con la mano me pajeaba a una velocidad vertiginosa, lo que provocó en mí un gran orgasmo corriéndome de tal manera que los primeros chorros fueron a parar a la boca de Ana, y al apartarse, su cara, pelo y tetas. Cayendo ya el semen por su mano me dijo: " Te lo has pasado bien ¿eh?, me voy a la ducha y llamo a Fernándo a ver si se acuerda de mí, que la película me ha dejado muy caliente... ".

Yo pensé " ¡Cómo no se va a acordar de semejante fiera que había demostrado ser en la playa! ", y debido al cansancio del anterior polvo y la siguiente corrida me quedé profundamente dormido oyendo el ruido de fondo del agua de la ducha cayendo.

Ana me despertó con un beso en la boca y me dijo: " Levántate dormilón, que llevas tres horas durmiendo. Ves a ducharte y arréglate que he quedado con Fernándo para cenar".


Mientras me dirigía adormilado hacia la ducha observé que mi mujer se estaba  poniendo un liguero negro para llevar medias, el conjunto lo completaba un  tanga negro con un detalle de brillantes en la parte posterior, subió una pierna y empezó a ponerse las medias. La visión era muy erótica.

Tras asearme salí del baño y me quedé perplejo por la visión de tanta belleza: Mi mujer estaba enviando un mensaje por teléfono, llevaba puesto un vestido negro no excesivamente corto, por encima de las rodillas, pero con un corte lateral que subía hasta casi la cintura y la espalda totalmente descubierta hasta prácticamente el inicio de su culo, por lo que naturalmente no llevaba sujetador y sus pechos bamboleaban libres de ataduras bajo la tela. El conjunto se veía perfectamente rematado por unos zapatos de tacón metálico fino muy altos. Viendo como se había preparado yo pensé: " Está decidida a follárselo por todo lo alto, se ha puesto el traje de guerra ".

Ella levantó la vista del teléfono y me vio allí parado, admirándola y me dijo: " ¡No te quedes ahí pasmado, date prisa que vamos tarde! ".

Me apresuré a vestirme y en un momento estábamos en el coche camino al restaurante en el que habían quedado. Yo miraba de reojo a mi mujer que continuaba con el teléfono enviando y recibiendo mensajes mientras yo conducía, y observé que sentada como estaba podía ver casi totalmente su desnudo pecho por el lateral del vestido, así como su pierna hasta por encima del muslo con el final de su media hasta la tira lateral del tanga y el liguero.
La visión era superexcitante, y mi polla empezó a dar muestras de ello.

En una media hora llegamos al restaurante, estaba cerca del mar y tenía un cierto aire chillout, muy moderno y acogedor. Al entrar el maître preguntó si éramos Ana y Manuel, le dijimos que sí y nos dirigió hacia una mesa en el interior dónde nos esperaba Fernando. Al llegar a la mesa él se levantó y adelantando su mano me estrechó la mía, y a continuación dio dos besos en la cara a Ana. Mi mujer se sentó entre los dos, pues la mesa era redonda y el asiento era un cómodo sofá en forma de medio círculo.

Fernando muy atento empezó por interesarse por cómo estábamos desde la última vez que nos vimos e hizo un comentario de si le habíamos encontrado a faltar en estos días, y se quedó mirando a mi mujer. Ésta al ver su interés le dijo: " Desde que me follaste el otro día en la playa noto un vacío en mi interior que estoy deseando llenar " y luego añadió: " Manolo ha hecho lo que ha podido, pero con su polla no me puede llegar a dar el placer que yo   anhelo ".

Al oír esta respuesta de mi esposa asumí en aquel momento mi papel de segundón para aquella relación que se había establecido, por lo que mirando a Fernando hice una expresión de levantar las cejas y hombros como diciendo " ¡Qué se le va a hacer! ", a lo que él asintió y dijo:

" No te preocupes que estoy seguro que sabré llenar ese vacío con      creces ".

A continuación los dos sonrieron pícaramente, y pedimos la cena. Durante la cena estuvimos hablando de diferentes temas entre los que tratamos estaba la situación de Fernando, que nos dijo que en este momento no tenía pareja estable, pero que había vivido con una mujer durante ocho años y lo habían dejado por incompatibilidad entre ellos. La charla se fue alargando y cada vez veía que Ana estaba más divertida y en algún momento nerviosa, pues no paraba de moverse bajo el mantel, y Fernando no paraba de lanzarle miradas a sus pechos, que seguro que tenía una buena visión pues al estar mi mujer hacia adelante éstos quedaban casi totalmente al descubierto. Al llegar a los postres Fernando susurró algo al oído de Ana y acto seguido ella se levantó y me dijo: " pide los cafés, que voy al baño ", y acto seguido se fue hacia una escalera al fondo del restaurante.

Durante la espera Fernando me preguntó si éramos asiduos a éste tipo de aventuras, a lo que yo le respondí: " La verdad es que no, yo siempre he bromeado con la idea que probara sexo con otro hombre, pero ella siempre se negaba en rotundo, incluso llegando a enfadarse por mis insinuaciones. "

Fernando respondió: " Pues la verdad es que la veo muy desenvuelta para ser la primera vez, ¡por lo visto le gustó la primera lección! " y me guiñó un ojo.

Al momento regresó Ana del baño y pasados unos minutos empezó a buscar en su bolso de mano y me dijo: " Cariño, me parece que me he dejado el móvil en el baño, ¿porqué no te acercas a ver si está allí? ".

Me extrañó que me enviara a mí al baño de señoras a buscarlo, pero supuse que quería hablar más con Fernando, por lo que me dirigí al baño y al llegar vi a  una señora que salía y le expliqué si sería tan amable de mirar a ver si estaba el teléfono dentro. La señora se ofreció a mirar y en un par de minutos salió y me dijo que no había ningún teléfono. Le agradecí el gesto y me volví para la mesa. Según me acercaba pude ver que Fernando y Ana se estaban besando apasionadamente, mi mujer cogía a Fernando por detrás del cuello con una mano, y la otra mano la tenía bajo el mantel, él también tenía una mano bajo la mesa y con la otra sobaba descaradamente a mi mujer una teta por el lateral del vestido. Me acerqué y dije inocentemente: " He preguntado a una señora y me ha dicho que no estaba el móvil ".

Ana dejó de besar a Fernando y dijo: " Es verdad, lo siento cariño, pero lo llevaba al fondo del bolso y no lo había visto ".

En ese momento dejaron el sobeteo y recobraron la compostura y dirigiéndose a mí Ana me dijo: " Fernando dice que podemos ir a una discoteca cercana y cuando nos cansemos ir a un apartamento que tiene cerca de aquí, y continuar la noche allí ". 

Yo hice un gesto de estar de acuerdo. Fernando se levantó (con un prominente bulto en el pantalón) y dijo: " Voy un momento al baño y pido la cuenta, yo invito ", y a continuación se dirigió hacia el baño. Al pasar vi que del bolsillo superior de su chaqueta colgaba algo, y al fijarme reconocí los brillantes del tanga de Ana , por lo que le dije: " ¡Ya te vale, te has ido al baño para quitarte el tanga y dárselo a Fernando! ".

Ana contestó: " Pues sí, la verdad es que ya llevaba un buen rato durante la cena metiéndome mano, me ha sugerido que me lo quitase y sólo he querido facilitarle las cosas, además cuando te has ido con la escusa del teléfono he aprovechado para sobarle la polla bajo la mesa. ¡No la recordaba tan grande!. Estoy chorreando, deseo que me la meta hasta que me haga perder el conocimiento ".

Cuando regresó Fernando nos levantamos, y al dirigirnos a la salida mi mujer cogía a Fernando por la cintura y él le cogía el culo con su mano por debajo del vestido aprovechando el pronunciado escote trasero del vestido. Yo iba detrás observando la escena, y la cara de sorpresa del maître que nos había recibido, al ver que salíamos con los papeles invertidos a como entramos.

Nos dirigimos a nuestro coche, y al subir yo me puse de conductor y ellos dos entraron al asiento trasero Fernando se inclinó hacia mí y me indicó el camino a seguir hasta la discoteca, y a continuación me dijo: " No vayas muy rápido, que quiero aprovechar el trayecto para que tu mujer me alivie un poco la tensión... "

Acto seguido dio un morreo a Ana mientras ésta empezó a sobarle el paquete sobre el pantalón. Yo arranqué el coche, y mientras conducía iba echando miradas a través del retrovisor para ver el espectáculo, parecía un taxista voyeur al que se le había subido en el taxi una pareja exhibicionista.

En una de esas miradas pude ver que mi mujer tenía su enorme polla en la mano que movía acompasadamente arriba y abajo mientras succionaba el capullo con la boca intentando en cada bocanada que el falo entrara un poco más en su garganta. Yo pensé: " Se va a ahogar ", pero parecía que poco a poco iba acomodando la garganta y acrecentando el ritmo de la mamada.

Yo continué con mi labor de conductor y tras unos momentos oí resoplar a Fernando y al mirar por el espejo vi la cara y el pelo de Ana lleno de la corrida mientras daba un tierno beso a la punta del capullo de Fernando. 

Cuando me vio observando la escena se acercó a mí, abrió la boca que tenía llena de semen, y mirandome a través del retrovisor, cerró la boca tragó y dijo: " Cielo, ¿tienes algún pañuelo por ahí?, es para limpiarme un poco la lefa de Fernando. "

Yo le repondí: " Sí, claro. " y le pasé un paquete de pañuelos de papel que llevaba en la guantera.

Mientras ambos se recomponían  vi que ya llegábamos a la discoteca, Fernando se dirigió a mí y dijo: " Déjanos en la puerta y ves a aparcar, quedamos en la barra de la pista del piso de abajo. "

Les dejé y me fui al parking.


CONTINUARÁ

La playa - parte 1.
La playa - parte 3.








No hay comentarios:

Pages - Menu